Este soñador de la foto soy yo, Juan. Mi historia no es fácil de contar en unos cuantos párrafos, pero voy a intentar hacerlo de forma que sea más o menos entretenida.
Desde pequeño he pasado mucho tiempo pensando. Recuerdo los largos paseos al colegio dejando mi imaginación volar, mis tardes jugando solo en mi habitación o mis noches en vela creando como seria mi vida de mayor. Además de esos ratos, resulta que siempre he sido muy tímido y callado, así que siempre pasaba mucho tiempo observando y analizando lo que hacían los demás.
Cuando dedicas mucho tiempo a pensar, hay algún momento en el que dices ¿Y si pongo esto en práctica? No recuerdo el momento exacto, pero en algún momento en los últimos meses de la universidad, estando con mi grupo de amigos charlando sobre la vida nos dimos cuenta de que todos los que estábamos allí sufríamos de un problema común: Cuando esto de la universidad acabé
La universidad había sido una etapa genial para mí, aunque la carrera en sí se alejaba bastante de lo que yo quería aprender.
Cuando ya desde pequeño te pasas el día en tu cabeza, cuando creces no es fácil cambiarlo. Yo llegue a la universidad con muchísimas ganas de aprender aquello que siempre me había interesado, gestionar personas.
Pensé que una carrera llamada Dirección de empresas te enseñaría algo sobre dirigir personas, que es de lo que están hechas las empresas. Todo el que ha pasado por la universidad española, sabe que normalmente lo que esperas y lo que recibes está muy lejos. Aun así, me las arregle para que la universidad fuera una etapa muy feliz. Aunque pasaba poco tiempo en clase, encontré un grupo de personas maravillosas con las que creamos nuestro propio itinerario formativo. Creamos asociaciones para hacer eventos y charlas de lo que nos interesaba, para hacer proyectos en los que gestionar presupuestos, ventas, patrocinadores... Entramos en representación de estudiantes, tratando de cambiar un poco la universidad para aquellos que vinieran después de nosotros. De paso aprendiendo a gestionar conflictos, escuchar y negociar. Pero cuando la etapa de la universidad terminaba y teníamos que buscar hacia donde ir en el siguiente paso, no teníamos ni la menor idea de que había que hacer.
El camino común no parecía tener sentido. Yo estudié ADE y derecho, así que las salidas más comunes eran las grandes consultoras o los grandes despachos. Pero estas empresas eran buenas en algo que ya había probado que no era lo que te hace feliz. estas empresas ofrecen un buen salario, trabajar de aquello en lo que has estudiado y mucho prestigio y. Pero en mis asociaciones y proyectos, no ganábamos dinero, casi ninguno hacíamos lo que habíamos estudiado sino lo que se nos daba bien y el prestigio, pues depende a quien le preguntaras (a los profesores que hacen lo que les da la gana no les suele gustar que les digas que no pueden hacerlo 😆). Asi que esas empresas no parecían ser lo que estábamos buscando. Era la salida fácil, pero no la buena. Pero claro
Esta es seguramente la pregunta más importante que me he hecho y la que más ha definido mi carrera profesional. Como nos dimos cuenta de que no sabíamos que teníamos que hacer, simplemente decidimos buscarlo. Lo que empezó como un proyecto unos meses después se convertiría en mi primera empresa: Talentank.
Con la sencilla idea de ayudar a las personas a encontrar la empresa en la que ser felices, nos adentramos en el mundo de las start up. Empezamos en un pequeño sótano de la universidad, con poco más que nuestros ordenadores y mucha energía. A los pocos meses nos cogieron en un programa de aceleración en Boston. De ahí pasamos a Wayra en Madrid de nuevo y más tarde Puerto Rico. Os dejo un poco de material gráfico para que visualicéis perfectamente:
Si queréis ver de cerca como 8 locos tratan de crear una empresa en Boston en la mayor nevada de la historia de la ciudad con muy pocos recursos, pero con una pasión desmesurada. Podéis ver los videos de la experiencia aquí.
Talent (que es como le llamábamos nosotros) me llevo a meterme de lleno en el mundo de las personas y que es lo que les hace felices. Tanto para crear el producto como para mantener a mi equipo engage pese a todas las dificultades. Estados unidos me ayudó mucho a entender otro tipo de mentalidad, a abrazar el error como parte del proceso y a escuchar una de las frases más ciertas útiles para mi vida:
“Una start up no muere cuando se queda sin dinero, se muere cuando sus fundadores se quedan sin energía para seguir intentándolo”
La vida nunca es cuestión de recursos, nosotros estábamos aun en la universidad, no teníamos dinero ni para muebles, y aun así fuimos capaces de sacarlo. Porque si tienes ganas, las personas son capaces de todo.
De Talent hace ya más de 8 años y mi propósito desde entonces no ha cambiado.
Ayudar a las personas a ser más felices
A veces a traves de crear un software, a veces a traves de enseñar a una empresa a tratar mejor a sus empleados y a veces ayudando directamente a alguien a entender mejor sus emociones y las de los demás.